debajo de la reproducción "Gigante dormido" un prólogo de la muestra a cargo de la curadora Flor Salas.
En su recorrido largo a pesar de su juventud, Darío Zana nunca siguió la corriente: Con dominio de la pintura, eligió manejarse durante mucho tiempo con la birome. Dibujando sobre papel, optaba por la tela como soporte. En tiempos de abstracción, se vuelca al realismo. En tiempos de banalidades, se basa en el dibujo sólido. Nunca remó a favor, pero nunca deja de remar. Como se sabe, el remador va hacia su meta de espaldas, mirando el punto desde el que viene y esforzándose mientras llega a un lugar nuevo. Por eso no desoye sus influencias, sus referentes, todo aquello que le va dejando huellas. Instala toda la energía no en el destino sino en el trayecto. Y la obra es el trayecto.
Florencia Salas
HOLZ queda en Arroyo 862, CABA.
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